El paisaje corpóreo. Un acercamiento fotográfico al paisaje desde el cuerpo. (I)

Fotograma “Ida” - Pawlikowski 2013
Fotograma “Ida” – Pawlikowski 2013

No suelo hacer muchas fotos cuando viajo. Viajar es, para mí, sobre todo, una oportunidad para crear experiencia, un lugar en el tiempo en el que recorrer nuevos lugares e incorporarlos a mi imaginario mental, a la memoria. No hice fotos de aquel chaparrón imprevisto en Lanzarote, cuando paramos el pequeño seat panda azul y empezamos a bailar bajo la lluvia, ni de la sala hipóstila del templo de Karnak, por la que vagabundeé sin prisa a los pies de sus enormes columnas, ni de tantos otros lugares y momentos que pueblan mi mente. No solo no era necesario para mantener su recuerdo, sino que me hubiera impedido sentir, experimentar con plenitud ese momento preciso, único y valioso. Hace tiempo que he descubierto que el acto fotográfico se interpone en ese proceso mágico de generar imágenes mentales a las que puedo volver una y otra vez en cualquier momento, sin importar el tiempo o la distancia.

A menudo me pregunto e investigo sobre la naturaleza de esas imágenes. Son imágenes complejas, no necesariamente visuales y están entretejidas con sensaciones, sentimientos y pensamientos. En mi experiencia del espacio, prevalecen las sensaciones: lo táctil, lo auditivo, lo olfativo, lo kinestésico… Con frecuencia, en nuestra cultura centrada en la palabra, olvidamos el cuerpo como fuente de experiencia concreta. Las imágenes mentales espaciales son principalmente imágenes corpóreas1.

Fotografía Simon Norfolk - “Shroud” 2018
Fotografía Simon Norfolk – “Shroud” 2018

Decía que no suelo hacer muchas fotos cuando viajo, sin embargo, soy fotógrafa. Por un descubrimiento. Algunas fotografías tienen el poder de conjurar los espacios, hacerlos desplegarse ante mis ojos, desde una mirada nueva. Pueden incluso hacerme sentir sensaciones semejantes a las de mis preciadas imágenes mentales. A través de la fotografía es posible compartir el mundo mental, ese que elude las palabras y que contiene la experiencia corpórea.

Por supuesto, no solo la fotografía ostenta ese poder. La poesía, la literatura, el cine, la música…, son igualmente capaces de desencadenar experiencias que hablan del conocimiento corpóreo del espacio. Son disciplinas en las que, por sus dinámicas creativas, se hace patente la creación de atmósferas como un proceso de construcción consciente. De un modo semejante, en fotografía, existen distintas estrategias plásticas que permiten acometer el reto de promover experiencias corpóreas a través de las imágenes.

Desde la abstracción más críptica hasta un pretendido naturalismo banal, de la imagen única a la serie, la obra de autores y autoras que me propongo explorar sitúa el cuerpo y la experiencia espacial compleja en el centro.

En una próxima entrada, a la que seguirán otras más, analizaré el trabajo de Todd Hido desde esta perspectiva, espero que me acompañéis.

1 “La imagen corpórea. Imaginación e imaginario en la arquitectura.” Juhanni Palasmaa. Ed. Gustavo Gili, 2014.

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